...

Tarot Osho Zen: el tarot que no adivina, pero revela

¿Sabes qué es lo que más sorprende del Tarot Osho Zen? Que no intenta decirte lo que va a pasar. Ni siquiera lo intenta. Y eso, en un mundo obsesionado con el futuro, es… casi revolucionario. Este tarot no predice, no señala caminos, no te empuja. Te muestra. Te sostiene un espejo. Y a veces, eso basta para que algo se mueva.

Es un tarot raro, sí. Distinto. No usa las cartas de siempre. No hay emperadores ni carros. Aquí hay transformación, vacío, totalidad, comprensión. Palabras que suenan más a meditación que a oráculo. Porque eso es: un tarot para meditar contigo mismo.

Fue creado en 1994, sí, ya tiene su historia. Nació a partir de las enseñanzas del maestro Osho, ese hombre que hablaba con calma sobre cómo dejar de correr hacia ningún sitio. Sus ideas, sus reflexiones, su manera de entender el presente. Todo eso está dentro del mazo. Cada carta respira ese mismo mensaje: “Mira dónde estás ahora”.

¿Cómo funciona el Tarot Osho Zen?

No necesitas saber nada de tarot. De verdad. Ni arcanos mayores, ni tiradas complicadas. Tomas una carta. La miras. La dejas hablar. El Tarot Osho Zen no te juzga. Solo te muestra una parte de ti que a lo mejor llevas tiempo ignorando. Y eso… eso puede doler un poco, sí. Pero también puede liberar.

Las imágenes son poderosas. Algunas suaves. Otras intensas. A veces incomprensibles al principio. Pero si las dejas reposar, algo hacen. Tocan. Te remueven por dentro como si fueran música sin letra. Y no hace falta entender todo para sentir algo real.

¿Por qué tanta gente usa el Tarot Osho Zen?

Porque no impone. Porque no te dice qué hacer. Solo abre un espacio. Uno interno. Uno que a veces se había cerrado por miedo, rutina o ruido. El Tarot Osho Zen no es solo un mazo de cartas bonitas. Es un refugio. Un lugar al que volver cuando todo fuera parece demasiado.

Sirve para momentos de crisis. Para decisiones difíciles. Para cuando no sabes lo que sientes. Y también para cuando simplemente quieres estar contigo un rato, sin filtros ni excusas.

No es un tarot de respuestas. Es un tarot de pausas.

Y en esta época, hacer una pausa ya es mucho. Si tienes prisa, no funciona. Si esperas certezas, tampoco. Pero si te dejas llevar —aunque sea un poco—, el Tarot Osho Zen te acompaña. No grita. No empuja. Te susurra cosas que quizá ya sabías, pero no te habías atrevido a decirte.

No hace falta creer en nada. Solo en ti.

Puedes usarlo aunque no te consideres espiritual. Aunque no creas en energías ni en cosas raras. El Tarot Osho Zen no te pide fe. Solo atención. Solo que te escuches. Porque a veces no es que no sepamos qué hacer. Es que no nos damos tiempo para preguntarlo en voz baja.

Y en ese silencio, una carta puede iluminar más que mil palabras.