Lectura de cartas
Una baraja sobre la mesa. La luz tenue. El silencio que se estira como un gato viejo. No hace falta más para que empiece una lectura de cartas. Y no, no es un acto de magia de feria ni una sesión de espiritismo low cost. Es otra cosa. Algo más íntimo. Más ambiguo. Algo que, si se hace con respeto, se parece más a una conversación con uno mismo que a una predicción del futuro.
¿Qué se entiende realmente por lectura de cartas?
Aunque cada uno lo vive de forma distinta, lo esencial es esto: alguien extiende unas cartas, interpreta símbolos y trata de encontrar sentido a lo que parece caótico. Se puede hacer con tarot, con cartas españolas o incluso con una baraja vieja heredada de una abuela. El tipo de mazo importa menos que lo que pasa entre quien pregunta y quien lee.
No hay fórmulas fijas. A veces una carta suelta dice más que toda la tirada. Otras veces, es el silencio entre dos cartas lo que lo cambia todo. Quien viene buscando certezas suele irse con nuevas preguntas. Y eso, en el fondo, ya es mucho.
Cómo funciona una lectura de cartas
Se barajan. Se cortan. Se colocan. El ritual es simple. Pero lo interesante ocurre después, cuando las imágenes –un loco que camina sin rumbo, una luna sospechosa, una torre que se cae– empiezan a hilvanar una historia. No una cualquiera: la tuya.
Y no, no es que el lector tenga poderes sobrenaturales. Lo que tiene, si es bueno, es sensibilidad, intuición y una cierta habilidad para leer entre líneas. Porque las cartas no se limitan a mostrar lo que vendrá; también destapan lo que uno lleva dentro sin saberlo. Como si alguien te leyera en voz alta un pensamiento que no habías escrito nunca.
Por qué sigue atrapando la lectura de cartas
Quizá porque, en un mundo que lo quiere todo medible, rápido y controlado, las cartas proponen lo contrario: pausa, símbolos, incertidumbre. Son el antídoto a Google. No te dicen qué hacer. Te hacen pensar. Y eso ya es revolucionario.
La lectura de cartas se parece, en el fondo, a contar cuentos. Se mezclan verdades, temores, deseos, contradicciones. Y uno se va con una especie de eco en el pecho, como cuando terminas una buena película y no sabes muy bien por qué te ha tocado tanto.
¿Predice el futuro una lectura de tarot?
Las cartas te guían, te acompañan, te dicen si el camino que sigues es correcto, o no. Son más bien faros en medio de la niebla. No te llevan, pero te ayudan a mirar y a que sepas si vas camino al triunfo o camino al fracaso. Y eso, a veces, es todo lo que hace falta.
Las cartas a la hora de hacer una tirada de cartas, no son un reloj matemático ni un calendario exacto todo y que no son eso, te llevan muy lejos si te dejas guiar por ellas y no les das la espalda.
Tambien si te interesa mirar por tus adentros, quizá encuentres en una lectura de cartas una aliada inesperada.
La lectura de cartas hoy
No hace falta estar en una tienda esotérica llena de amuletos. Hoy las cartas se leen por Zoom, por audio, incluso por WhatsApp. Pero aunque cambie el medio, la esencia permanece: alguien escucha, otro habla, las cartas median.
Eso no va a pasar de moda tan fácilmente.
En resumen: un espejo simbólico
La lectura de cartas no da respuestas, pero sugiere, por el camino que llevas, diciéndote si es correcto, o incorrecto. No impone, pero abre puertas. Es una herramienta antigua que, bien usada, puede servir como brújula interior para ir más alla de donde tú imaginabas. No es infalible, ni pretende serlo. Es humana, como nosotros. Llenísima de respuestas, metáforas y matices para que avances.
Y eso, quizá, es lo que la hace tan poderosa.