...

La astrología: cuando el cielo te ayuda a entenderte

Hay días en los que nada encaja. En los que uno se siente fuera de lugar, como si caminara con zapatos prestados. Me pasó más veces de las que quisiera admitir. Y en uno de esos días —de esos en los que hasta respirar cuesta— alguien me habló de la astrología.

Lo confieso: pensé en horóscopos baratos y frases hechas. Pero estaba tan perdida, tan cansada de no entenderme, que decidí mirar un poco más allá.

Y ahí empezó el viaje.

Un mapa para volver a casa

Lo primero que descubrí fue que la astrología no se trata de predecir el futuro, sino de leer el presente con más profundidad. Como si alguien te pusiera delante un espejo que no muestra solo tu reflejo, sino también todo lo que está detrás: lo que callas, lo que repites sin saber por qué, lo que llevas años intentando entender.

La carta astral es eso. Una fotografía del cielo en el momento exacto en que naciste. Y aunque suene poético, a mí me resultó brutalmente real. Porque ahí, en esa mezcla de planetas, signos y símbolos, empecé a verme. De verdad.

Entenderte sin juzgarte

De repente, entendí por qué me cuesta soltar. Por qué a veces siento demasiado. Por qué necesito espacios para estar sola, aunque también me asuste el silencio.

La astrología no me curó. Pero me explicó cosas que ni la terapia, ni los libros, ni las listas de autoayuda habían logrado descifrar. No te etiqueta. Te da palabras. Y con palabras, a veces, se abren puertas.

Los signos no son una caricatura

Aprendí que Aries no es solo impulsivo. Es fuego que arde por empezar. Que Cáncer no es solo sensible. Es piel sin filtro. Que Virgo no es solo perfeccionista. Es la voz que quiere cuidar cada detalle porque teme no ser suficiente.

Y eso —saberlo, comprenderlo— no solo me ayudó a entenderme a mí. También a los demás. Porque cuando entiendes cómo siente el otro, dejas de tomarte todo tan personal. Y empiezas a mirar con más paciencia.

Los tránsitos y el tiempo que sí importa

Después vinieron los tránsitos. Los famosos movimientos de los planetas. Esos que, según la astrología, pueden tocar fibras que ya estaban ahí. No te inventan crisis. Te las muestran. Te dicen: “Esto que estás sintiendo… tiene sentido”.

Y en un mundo que exige certezas rápidas, que alguien te diga que es normal no tenerlas… se agradece.

Vidas pasadas, sinastría, alma

Con el tiempo, descubrí otras capas. La sinastría, por ejemplo, me ayudó a entender relaciones que nunca había podido nombrar. Y aunque no sé si creo en vidas pasadas, hubo algo en esa mirada que me resonó. Como si mi historia empezara antes de mí.

Pero incluso ahí, la astrología no busca convencerte. Solo te ofrece caminos. Si quieres, los recorres. Si no, los dejas.

Al final, una forma de vivir con más sentido

Hoy no consulto el cielo cada día. Pero lo miro distinto. La astrología me enseñó que no todo es control. Que a veces, basta con tener conciencia. Con saber por qué dueles. Por qué repites. Por qué sientes eso que ni tú entiendes.

No cambió mi vida. Pero cambió mi forma de estar en ella.

error: Content is protected !!