Poderes psíquicos: un viaje entre la historia, la intuición y lo inexplicable
¿Qué son los poderes psíquicos?
No hay una sola respuesta, y eso ya dice bastante. Los poderes psíquicos son esas capacidades mentales que, supuestamente, permiten ir más allá de los sentidos “normales”: captar pensamientos, mover objetos sin tocarlos, percibir cosas que están lejos en el espacio o en el tiempo. La definición depende tanto de quién la cuente como de cómo lo viva.
Yo suelo pensar en ello como cuando alguien entra en una habitación y, sin hablar, notas que está enfadado. ¿Es intuición? ¿O una versión muy ligera de telepatía? Quién sabe.
¿De dónde viene este fenómeno?
La idea no es nueva: desde la Antigua Grecia ya había relatos de oráculos que escuchaban voces o visiones imposibles de explicar. En la Edad Media, los “videntes” eran temidos o respetados, según la época. Y en el siglo XIX, con el auge del espiritismo, la cosa se desató: mesas que se movían solas, cartas adivinadas, experimentos en laboratorios intentando probar lo invisible.
(Si alguna vez has visto una película vieja con médiums alrededor de una mesa redonda, ya tienes la estampa).
¿Se nace con ellos… o se aprenden?
Aquí está la eterna discusión. Hay quien afirma que los poderes psíquicos son innatos: un “don” heredado o un talento natural que no se puede forzar. Otros insisten en que cualquiera puede entrenar la mente para afinar percepciones.
¿La verdad? Probablemente un poco de ambas. Como cuando alguien toca la guitarra: unos parecen nacer con oído absoluto, pero otros, a base de práctica, llegan lejos.
Tipos de poderes psíquicos
La lista es larga y, a veces, cambiante. Pero algunos aparecen en casi todas las culturas:
Telepatía: comunicación de mente a mente, sin palabras ni gestos. Ese “me estabas llamando justo cuando pensaba en ti” es la versión cotidiana que todos hemos vivido.
Telequinesis (o psicokinesis): mover objetos con la mente. Desde cucharas dobladas hasta experimentos más serios en laboratorios.
Clarividencia: ver lo que no está delante de los ojos, como si la mente hiciera de radar.
Precognición: anticipar un hecho antes de que ocurra. (Los sueños premonitorios entran aquí).
Retrocognición: lo contrario: captar sucesos del pasado sin haber estado allí.
Mediumnidad: conectar con entidades o energías que, según quien lo narra, pertenecen “a otro plano”.
Psicometría: obtener información de un objeto solo con tocarlo.
La lista no se agota aquí. Algunos incluyen experiencias fuera del cuerpo o la percepción extrasensorial global (lo que llaman ESP, por sus siglas en inglés).
Historia y cultura de lo psíquico
Lo curioso es que cada época ha coloreado estos poderes a su manera. En la Grecia antigua eran dones de los dioses; en la Edad Media, peligros de brujería; en el siglo XIX, entretenimiento de salón y a la vez obsesión científica. Hoy conviven en libros de autoayuda, series de televisión y laboratorios de psicología que aún se atreven a investigar.
Si alguien menciona “poderes psíquicos”, probablemente pienses en los X-Men o en Stranger Things antes que en un experimento de Stanford de los años 70. Y sin embargo, todo eso está en el mismo saco.
Entonces… ¿qué hacemos con esto?
Queda la duda: ¿son reales, exageraciones, metáforas? No hay cierre definitivo. Lo que sí se ve claro es que los poderes psíquicos forman parte de nuestra forma de imaginar el mundo. Nos hablan de un deseo común: sentir que la mente es más grande de lo que parece.
Y quizá, solo quizá, ese deseo ya sea un poder en sí mismo.